Aunque parezca mentira, ayer, a menos de un mes de entrar el verano, Sierra Nevada amaneció cubierta con un manto blanco. El mercurio de los termómetros bajó súbitamente y el cielo descargó una copiosa nevada que dejó una media de entre 25 y 30 centímetros de espesor en las zonas altas del macizo granadino, como Borreguiles.
Dicen que hacía 20 años que no se veía una estampa de la Sierra cubierta en estas fechas casi estivales.
Pero al margen del aspecto meramente paisajístico, lo verdaderamente importante es lo beneficiosa que será esta tardía nevada de cara a las reservas de agua para los calurosos meses que se avecinan. Por lo pronto, este año el macizo no había registrado una nevada igual desde el final de la temporada de la estación de esquí, que cerró sus puertas hace ya más de un mes.
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