miércoles, 26 de septiembre de 2007

Iznalloz no quiere al violador del Valle


A la entrada del Ayuntamiento de Iznalloz hay una placa enorme que reza: 'Este Ayuntamiento no tolera la violencia contra las mujeres'. Es su santo y seña. Sin embargo, el destino ha querido que el municipio de Los Montes -a treinta y pocos kilómetros de Granada capital- se convierta en noticia por acoger a unos de los violadores de más extensa fama en España.

El pueblo amaneció zarandeado por una de esas noticias que corren como la pólvora. A las nueve y media de la mañana el teléfono del Ayuntamiento echaba humo. Los medios de comunicación de media España llamaban para confirmar que José Rodríguez Salvador se había 'refugiado' en Iznalloz en casa de unos familiares. Y los vecinos del pueblo telefoneaban con los dedos cruzados deseando que todo fuera una pesadilla y que el violador de Vall d'Hebron estuviera muy lejos. No lo quieren.

Algunos dicen que le han visto tomando café en algún bar. Pero la mayoría no sabe nada. De todas formas, cómo reconocer a un paisano que se fue de Iznalloz con apenas ocho años y que ha vuelto con más de cincuenta, con un historial de fechorías y una condena -cumplida- por 16 violaciones.

La infancia

«De chico yo he jugado con él», cuenta Enrique Lorente, el juez de paz. José tiene obligación de presentarse dos veces al mes por el juzgado y, de momento, por el de Iznalloz no ha asomado la cabeza. Puede que ni lo haga. Es probable que ya ni tan siquiera se encuentre en Iznalloz.

Según fuentes de toda solvencia consultadas por IDEAL, el violador de Valle d'Hebron estuvo en el municipio granadino en los últimos días. Es posible que fuera su primer destino nada más salir de la prisión de Quatre Camins. José se habría desplazado hasta Iznalloz -el pueblo de sus padres y donde viven varios familiares- para huir de las cámaras, con la intención de pasar unos días mientras decide dónde instalarse. Pero el anonimato apenas si le duró 48 horas.

Algún familiar habla de la posibilidad de que se haya ido a América. Es un rumor más. Tanto se ha especulado con la posibilidad de que José se traslade a la República Dominicana, que ayer el Procurador General del país, Radhamés Jiménez Peña, solicitó a la Dirección General de Migración que imponga un «impedimento de entrada» al violador de la Vall d'Hebron.

El asunto se ha llevado con extrema discreción. En el pueblo ninguna institución sabe nada, pero tampoco hay desmentido oficial. El alcalde se encuentra de vacaciones y la concejala Emilia Mata lleva las riendas del Ayuntamiento. «No es un plato de buen gusto», reconoce la alcaldesa en funciones. «Si está aquí tendremos que hacer algo».

Avanza la mañana y Emilia recibe a un grupo de la asociación de mujeres de Iznalloz. Tenían pensado hablar de una obra de teatro pero en seguida salta el asunto de marras, la comidilla del pueblo. «Estamos preocupadas, no se sabe nada. Las que tenemos niñas tenemos miedo», expresa Paqui Garrido, la presidenta de la asociación Trébol. «Por su puesto que no lo queremos aquí», se refiere a la posibilidad de que el violador de Valle d'Hebron se instale en el pueblo. «Habría que movilizarse. Nosotras somos ciento y pico».

No saben nada

En la sede del Instituto Andaluz de la Mujer en Iznalloz no han recibido ninguna noticia oficial sobre la presencia de José Rodríguez en el municipio. Tampoco parece obligado que así fuera: José es un hombre libre. No hablan como técnicas del IAM, pero sí como mujeres: «Yo me siento mal. Me asusta», comenta María José.

La información se ha administrado con cuentagotas, ante las protestas de la asociación ante la violencia sexual (Amuvi), que exigió a las autoridades que desvelaran el paradero de «este individuo». El Defensor del Pueblo de Andalucía, José Chamizo, ha presentado una queja de oficio para conocer qué medidas se han adoptado, si se ha seguido a José Rodríguez o si se ha montado algún dispositivo de vigilancia.

Lo pasa mal

En Iznalloz viven dos tíos del violador de Valle d'Hebron. De Iznalloz son sus padres y en el pueblo pasó José sus primeros años, hasta que su familia emigró a Cataluña. Les conocen como los 'apañaos' y son de esas personas a las que uno invitaría a un café por solo escucharlas. Son mayores y lo están pasando mal.

Los periodistas han llegado en tromba y llaman a la puerta de sus casas con la intención de averiguar si es allí dónde está 'refugiado' José: «Yo tengo 82 años y sufro mucho con esto. Es mi sobrino... qué quiere que le diga. Pero nosotros fuimos los únicos que no fuimos a verlo a la cárcel», comenta a la puerta de su casa la mujer de Antonio, uno de los tíos de José.

Paco y Antonio niegan que el violador de Valle d'Hebron esté alojado en sus casas. Ni comprenden ni justifican a su sobrino y prefieren vestir la piel de sus víctimas. Paco -policía nacional jubilado- se sinceró en una entrevista publicada ayer por IDEAL: «Si le echaron 300 años que los cumpla en la cárcel».

En Iznalloz viven otros familiares más lejanos. Cerca de la plaza del Ayuntamiento aparece medio desconcertado por el aluvión de periodistas Paquillo, primo del padre de José Rodríguez. No ha andado un par de metros cuando le aborda una productora de televisión al asalto para preguntarle, cómo no, por el violador de Valle d'Hebron: «No tenía ni que haber salido de la cárcel. Yo también estoy asustado», responde.

Todos los vecinos se desviven por los 'apañaos' pero no quieren a su sobrino. «Los que somos padres tenemos miedo», admite un hombre que lee con atención las páginas publicadas ayer por IDEAL. El periódico pasa de mano en mano: «Qué justicia es esta», exclama otro señor. No se habla de otra cosa.

Pasar a la acción

Avanza la mañana y los periodistas han empezado a provocar hartazgo. Es lógico. Al mediodía, la alcaldesa en funciones se reúne con un alto mando de la Guardia Civil en su despacho. No trasciende nada.

Los martes se monta a las afueras del pueblo el mercado. A la entrada hay una unidad móvil, que informa en directo para una cadena nacional. Algunas mujeres hablan de recoger firmas, otras de movilizarse... Otras ya no quieren hablar ni salir en las fotos. «¿Qué cómo lo veo? ¿Usted es padre? Póngase en mi lugar», comenta irritada una señora mientras señala a su hija. Ante estas preguntas no se puede más que asentir y recordar el letrero que había a la puerta del Ayuntamiento: 'Iznalloz no tolera la violencia contra las mujeres'.
http://www.ideal.es/granada/prensa/20070926/local_granada/iznalloz-quiere-violador-valle_20070926.html

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